Básicamente, se trata de un plan de acción que, dentro de un modelo de gestión de activos, define los programas de mantenimiento de edificios e instalaciones (sus servicios), identificando claramente las actividades periódicas preventivas, predictivas y de detección a realizar.
Además, define fechas de ejecución concretas o aproximadas, frecuencias, variables de control, presupuesto y procedimientos específicos para cada tarea.
En pocas palabras, el plan de mantenimiento para edificios condensa una serie de tareas que se deben ejecutar con una frecuencia determinada para sostener las prestaciones que integra una edificación (de cualquier tipo) en las debidas condiciones de operabilidad, higiene y ornato. De ahí que sea clave en el área de facilities administrator (administrador de instalaciones).
¿Por qué motivo? Cuando tenemos un buen programa de mantenimiento de edificios e instalaciones, constituido por tareas absolutamente necesarias, y lo ejecutamos al pie de la letra, incrementamos la confiabilidad y seguridad de los activos -como el aire acondicionado, por ejemplo-, mejoramos el desempeño de instalaciones claves, reducimos reparaciones de emergencia, ahorramos costos, entre otros beneficios.